El viaje del aprendiz
Comienza con un simple par de tijeras, desafiladas y prácticamente inutilizables. El aprendiz las levanta con cuidado, examina las hojas y las apoya sobre una piedra especial. Está en el inicio de su capacitación, pero sus movimientos son confiados y seguros mientras afila cada hoja.
Se puede ver mucha expectativa sobre sus jóvenes hombros. Si bien en Victorinox aceptamos seis mecánicos con varias habilidades cada año como aprendices, Fabien es nuestro primer aprendiz cuchillero en 50 años.
¿Por qué esperamos tanto? “Es una cuestión de mecanización” dice Toni Blaser, quien supervisa a todos nuestros aprendices. “A medida que introdujimos más y más máquinas a nuestra producción, comenzamos a tener menos necesidad de cuchilleros expertos. Sin embargo, en los últimos años, hemos entendido que un cuchillero capacitado sería útil para la producción de cuchillos especiales o prototipos, y también que nosotros, como el mayor fabricante de cuchillos en Suiza, debíamos desempeñar nuestro papel en el fomento de este venerado oficio”.
Uno de los mejores momentos de lo que va de su segundo año ha sido el curso de herrería de una semana que tomó en la herrería dirigida por Hansjörg Kilchenmann en Basilea. Aquí, los aprendices aprenden a forjar un cuchillo desde la materia prima, con una plantilla para limar y dar forma al acero. Victorinox dona tanto el acero en bruto como las plantillas y, hacia el final del curso, los aprendices saben cómo hacer su propio cuchillo de granjero, desde las hojas hasta las cachas. Para principios de 2019, Fabien tendrá su propia forja en nuestra fábrica en Ibach, para poder practicar y afilar sus habilidades.
Todavía tiene muchas cosas por delante: el resto de los años de su programa incluye pasar tiempo capacitándose en una variedad de departamentos, no sólo en las diferentes etapas de producción y fabricación, sino también en el depósito o en el servicio de atención al cliente. “Para mí, este es uno de los beneficios de hacer un aprendizaje en una empresa como Victorinox”, afirma Fabien. “Una empresa más pequeña no podría ofrecer una experiencia tan variada y diversa”.
Hasta ahora, su viaje ha tenido recompensas, pero también tuvo obstáculos: “Realmente disfruto trabajar con mis manos, pero algunas veces la escuela puede ser un desafío”, comenta con una sonrisa. Además de la capacitación práctica, Fabien también asiste a clases junto con los mecánicos expertos un día a la semana, para obtener la teoría que respalda su experiencia práctica. Los detalles específicos del oficio de cuchillero siguen con el aprendizaje en el Elsener Messerschmied en Rapperswil. “Tenemos requisitos de calidad bastante precisos, tanto para los productos que fabrica como para él como estudiante y aprendiz. Es importante establecer límites y hacerle saber qué esperamos de él”, explica Toni. Fabien reconoce: “El Sr. Blaser puede ser bastante crítico por momentos, pero siempre agradezco que me digan en qué he mejorado”.
Toni explica que la filosofía de Victorinox es “fordern durch fördern”, que se traduce de manera general como obtener el máximo rendimiento a través del fuerte respaldo y aliento a los aprendices. Mira con orgullo mientras Fabien explica que su plan a largo plazo es permanecer en Victorinox, donde puede ganar los años de experiencia necesarios, antes de estudiar para recibir el deseado título de “Maestro cuchillero”. Es claro que tanto el aprendiz como su superior están muy comprometidos con el éxito de Fabien cuando hacen bromas juntos e intentan anticiparse a la tarea sorpresa del exigente examen final, que determinará si Fabien aprueba o desaprueba su aprendizaje. “Cada aprendiz le cuesta a Victorinox un promedio aproximado de CHF130,000”, explica Toni. “Pero, por supuesto, es un inversión en el futuro y una que nos complace hacer”.